La moda de los arneses

Nacho Sierra  (www.tducamos.com y  www.efpc.es)

¡Parece que tuvo que llegar el siglo XXI para descubrir que los collares son perjudiciales para la salud física y mental de los perros  y que los arneses son la fórmula mágica, actual y moderna!   Lástima que los grandes del adiestramiento canino a nivel mundial los sigan utilizando y “lelos” por no haberse dado cuenta antes!  ¡Bienvenido “Don Arnés” al siglo del “buenismo” y las pseudocencias! , momento donde los oportunistas, vendedores de humo  y comerciantes  han descubierto  su nuevo uso.

Ironías a parte, algunos tratan de argumentar sus opiniones sobre el arnés diciendo que con los collares los perros sufren de las cervicales o de la garganta y que  incluso con los nuevos arneses los perros dejarán de tirar de la correa y solucionarán sus problemas de comportamiento.De esta forma los parques y las calles de nuestras ciudades se llenan de perros sujetos con arnés…

Les puedo decir que después de 40 años trabajando con perros jamás produje un problema a un perro en el cuello derivado de un collar y que cuando utilizo un arnés también lo hice y lo hago siendo conocedor de sus beneficios en determinadas tareas en el adiestramiento canino, pero indudablemente no en todas.

Queridos lectores, la historia del arnés  nace para que los perros tirasen de trineos o carros, y también en disciplinas de rastreo. Fueron los Huskies y Alaska los que utilizaron el arnés antes que cualquier otra raza para tirar de los trineos sobre la nieve. Los perros que tiraban de los carros, como los perros suizos y el pastor alemán, utilizaban los arneses para llevar la carga. Por lo tanto el arnés facilita la acción de tirar sin que el perro se vea perjudicado en su garganta y permita una buena respiración. En el trabajo deportivo IPO el arnés se utiliza principalmente en la formación del perro de defensa para que esté liberado de su cuello y pueda tirar de su pecho hacia el figurante y de esta forma favorecer una buena respiración y evitar el cansancio.

El collar que ha sido utilizado desde siempre no es que provoque que el perro no tire, ya que puede hacerlo igualmente,  pero si lo hará con más molestia en según qué collares y así se permitirá la corrección. Por lo tanto, collares y arneses deben ser instrumentos al servicio de la educación y el adiestramiento, ya que lo importante está en la forma en que utilicemos dichos instrumentos y no en el instrumento en sí.

Según el temperamento e intensidad instintiva del perro habrá muchos que  no precisen de utilizar collares y puedan ser educados con arneses e incluso sin correas. Otros por el contrario necesitarán de una herramienta que les ofrezca un control y sobre todo un sistema de bloqueo de los estímulos incondicionados que les llevan a tirar: presencia de otros perros, pelotas, gatos u olores intensos que les precipitan hacia un determinado árbol o arbusto. Aquí es donde los arneses se vuelven inútiles desde el punto de vista educativo, ya que incluso los llamados “arneses de freno”   (que oprimen en la parte axilar del animal)  no solo se vuelven ineficaces, sino también irritativos en dichas zonas de la piel. Es decir, el efecto negativo de los llamados collares estranguladores en el cuello se vería igualmente plasmado en las axilas del perro.

Lo que no es difícil de entender es que el arnés facilita la acción de tirar (para esto fue creado)  y que el collar lo dificulta, pero si no sabemos qué collar elegir  y como utilizarlo, estos instrumentos serán de fracaso seguro. Con el llamado  arnés educativo el perro no aprenderá a dejar de tirar, ya que la cincha o correa del arnés está en permanente contacto con el cuerpo y el perro no podrá distinguir claramente la molestia del alivio. Con el collar bien elegido y utilizado, el perro notará estas dos sensaciones con mucha más facilidad y entenderá que caminar correctamente por la calle es más cómodo que caminar tirando. Evidentemente, esto exige unas pocas sesiones de entrenamiento con un profesional para que el dueño aprenda su manejo y el perro aprenda a gestionar su paseo.

Entonces, ¿Por qué la moda de los arneses? La respuesta es muy sencilla, es una moda derivada de la divulgación comercial, el animalismo mal entendido y el interés comercial de estos productos.

Es decir podríamos definir 4 razones de porque el arnés está presente hoy en día en la mayoría de los perros que circulan por las ciudades

1- Son más estéticos, ya que visten más al perro. Los hay de diferentes colores, formas, dibujos y materiales.

2- Son más cómodos para el perro (obviamente) aunque cada vez haya más dueños de perros temperamentales que se ven jaleados o empujados a diario en sus paseos. Para algunos grupos animalistas debe primar el bienestar del perro aunque el dueño se sacrifique a base de incomodidad, lesiones y  accidentes. El collar es maltrato según ellos.

3- Comercialmente son muchos más rentables. El arnés tiene más material que un collar y esto al comercio le beneficia en ventas. Un arnés normalito cuesta como mínimo el triple que un collar normal.

4- Algunos dueños se sienten aparentemente más seguros llevando al perro con arnés, ya que parece que controlan más el cuerpo del animal ante posibles peligros. Una falsa sensación derivada de la sujeción corporal del animal frente a la del cuello. Y digo falsa, porque el perro al tirar ejercerá siempre más fuerza con su cuerpo que con su cuello (por pura comodidad).

¿Qué alternativas existen?

Personalmente no me gustan los collares de cadena deslizante o estranguladores, ya que la mayoría de los dueños no son capaces de manejarlos bien y lo que consiguen es llevar a los perros fatigados, oprimiéndoles la laringe e impidiendo la respiración. En perros de temperamento débil o poco instintivo  cualquier collar o arnés puede funcionar, ya que apenas se requerirá de correcciones

Los llamados collares “Halty” o de cráneo  (parecido a un cabezal equino) pueden ayudar en la formación en perros de temperamento medio o bajo. Existen también collares como los “Triple corona” (de fuerza media)  que en perros de tamaño medio y pelo corto  pueden ser eficaces con un programa de formación y manejo por parte del dueño.

En perros de alto temperamento u otros con agresividad hacia perros o personas, o bien personas débiles en perros muy fuertes, los collares de fuerza (Bien utilizados) o “los slinger” a través de método NE.PO.PO pueden servir al profesional para ayudar a sus clientes en el manejo de estas herramientas.

Y por último, recordar que la ley de algunas comunidades no prohíbe el uso de estos instrumentos (como  algunos quieren malentender), lo que se sanciona es el uso dañino de estos instrumentos (como es el caso de la CAM). Es decir, no está prohibida su venta, ni su tenencia ni su uso, tan solo es denunciable si se utilizan estos instrumentos produciendo daño o maltrato. (Obviamente ley de ejecución subjetiva)

Conclusiones:

No importa el instrumento que utilicemos sino la forma de utilizarlo. Si elegimos una determinada herramienta  es para solucionar un problema, sino utilizamos la adecuada no conseguiremos resolverlo.

Si nos centramos en el concepto lesivo, ambos instrumentos mal utilizados  pueden serlo igual, uno en el cuello y otro en la parte de la escápula y zona axilar. Pero si se trata de un perro altamente instintivo el arnés no solo le facilitará la acción de tirar sino que incluso le confirmará en sus malas actitudes.

Si educamos a un perro debidamente desde cachorro, de mayor no tendrá que utilizar instrumentos que precisen correcciones, salvo en perros de muy fuerte temperamento. Un perro temperamental y descontrolado es un peligro, no solo para el dueño sino para la sociedad, y la modificación de su conducta a través de instrumentos que bloquean la conducta rebelde o instintiva se convierten en una necesidad. Para esto  se requiere profesionales no sectarios y expertos del adiestramiento que determinarán los sistemas de trabajo y los instrumentos a utilizar. No corresponde al comerciante ni al veterinario decir que sistema de sujeción precisa un perro, sino al profesional de la educación y adiestramiento canino que tratará por encima de todo que dueño y su perro tengan una feliz convivencia.